Ya es el final de octubre. Hoy, cuando me levanté he sentido frío. Agosto, setiembre... cuanto hace que no escribo, más de 2 meses!.
Y me han pasado cosas en ese tiempo, sin embargo están todas y ninguna. Nada ha cambiado sustancialmente, pero he tenido la sensación de estar viva y actuar.
Porque las semanas son cortísimas, y los fines de semana diminutos.
Y me siento partícipe del otoño, de la ciudad, de la calle, de la gente. Y cuando lo percibo ya pasó todo un mes, o dos. Caigo en la cuenta de que nunca me duele nada.
¡Me siento tan bien!
Sólo que fumo demasiado. Como demasiado. No hago ejercicio, y me canso con facilidad. Pero lo olvido enseguida. Todo lo olvido enseguida, hasta lo que debería recordar para no caer en lo mismo. Y lo vivido se confunde entre la niebla de un recuerdo borroso:
- las tranqulas-relajantes-divertidas-sorprendentes-pobres y únicas vacaciones por las rías
- M. en la canción de Benidorm, (¿y mi aventurilla excitante con el hermano de M.?)
- mis flirteos con C.
- Jose que viene a verme
- Mi ex- mirando mi nuevo corte de pelo con los mismos ojos de cuando estuvo enamorado de mi.
- Las copas, la música, yo bailando con la lengua fuera...
- El Amado Escurridizo riiiiing riiiiing en la noche,
- y otras veces yo toc-toc en su ventana
- Mi invitación a casa para M. y su hermano D. cuando vino a cantar a la ciudad.
- Yo comprando ropa nueva (el terror de las tarjetas de crédito -mamá, tírala, dice mi niño-)
- el espejo hablando bajito: nena, vas dejando atrás la juventud
- y R. con su novio nuevo, y todos con sus novios y novias, y yo que no encuentro a nadie adecuado para mí (y menos mal, porque ¿qué haría con él?)
- y charlando casualmente con Rb y su cochecito de bebé (¡como cambian las cosas! -o como he cambiado yo-)
- aquella botella de Burdeos en casa, y la otra, el día de la representación de la obra "no te duermas"
- y la caricatura de mí misma en esta nueva faceta de mi trabajo, atendiendo y sonriendo al público...
Eso y más cosas pasan como el rollo de cinta por el lector de microfilm: los pocos libros que he leído, las muchas películas que he visto, las miradas que he recibido y las que yo he echado.
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2 comentarios:
No está mal. Estar sola es no tener que renunciar a nada, excepto a lo que te apetecería tener. ¿Cuántas imágenes pasan por la cabezas, verdad?
Las cabezas no paran de trabajar.
La frase de "estar sola es no tener que renunciar a nada, excepto a lo que te apetecería tener" me gusta, pero le falta algo. Creo que otra frase complementaria que recogiera cómo la felicidad de estar en pareja también supone renunciar "a lo que te apetecería tener".
Las personas que, como yo, hemos vivido perdidas, perdiéndonos, estamos siempre insatisfechas.
Si tuviera compartiendo conmigo al mejor hombre del mundo,
lo más probable no sería que él me sostuviese en su calma,
si no que yo le hubiese arrastrado a mi torbellino.
Gracias por dejar un comentario, no creí que nadie pasara a leer algo en este rincón de la memoria.
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